Khaled Al-Khamissi
Escritor y periodista egipcio, autor de la novela “Taxi”, traducida a varios idiomas. [+ DEL AUTOR]

La cultura egipcia actual

He presenciado con gran pesar y durante veinte años –desde mediados de los setenta hasta mediados de los noventa– el cierre de la mayoría de focos culturales en Egipto. Cada vez que era testigo del apagón de alguna fuente de cultura egipcia sentía como si alguno de mis seres queridos hubiese muerto para nunca más volver. He estado presente en innumerables funerales culturales desde mi infancia. Estaba acostumbrada mi familia a comprarme libros de dos librerías del centro de El Cairo hasta que, a mediados de los setenta, fueron cerradas y sustituidas una por una zapatería y otra por una tienda de ropa. Me enfadé muchísimo porque además no volví a ver en ninguna de las dos tiendas a una dependienta de la cual estaba enamorado en secreto. Durante mi infancia y adolescencia solía frecuentar cines de El Cairo como el Río en el barrio de Bab al-Luq, el Star en el barrio de Lazo Gly y el al-Nasr en la calle al-Yumhuriya, los cuales fueron cerrando sus salas uno tras otro en un oscuro invierno de mi adolescencia. De ser lugares que nos llenaban de luz y alegría, pasaron a ser sitios oscuros donde se alojaban los murciélagos transmitiéndonos tristeza. Y cómo olvidar la maravillosa biblioteca de arte en la calle Champollion, un lugar mágico con un gran salón para la música oriental y otro para la música occidental que me concedió la oportunidad de presenciar a los grandes de la música egipcia y de la música clásica. También fue clausurada definitivamente por la misma época.

Café Riche, El Cairo, Egipto

Café Riche, El Cairo, Egipto. Fotografías de Jasmin Bauomy. Cortesía de la autora.

A las seis de la mañana del 28 de octubre de 1971 pude presenciar con los mismos ojos con los que estoy escribiendo ahora estas líneas la columna de humo que se desprendía del edificio de la Casa de la Ópera de El Cairo siendo pasto de las llamas cuando contaba con sólo 103 días de vida sin llegar a su segundo aniversario. Tras esta inmensa pérdida para la cultura de nuestro país, el gobierno decidió construir en su lugar un horroroso parking de varias plantas en superficie, empobreciendo el aspecto de la zona y olvidando que el edificio de la Casa de la Ópera era considerado como una verdadera maravilla de la arquitectura donde todas las noches se escuchaban los mejores recitales de música egipcia. Cómo ha tenido el gobierno el coraje o, mejor dicho, la osadía para llevar a cabo semejante barbaridad, realmente no lo sé. Y, frente a la Casa de la Ópera se encontraba el cine Ópera, donde durante más de un cuarto de siglo pude ver hermosas películas y proyecciones del séptimo arte egipcio entre las que se encuentra Jalli balak min zuzu. Pues hoy en día este cine parece un saco de piedras o escombros entre grandes edificios, perdiendo todo lo que había sido hasta mediados de los setenta. Parece mentira que esto pase sin que nadie haga nada por remediarlo, aunque también puede entenderse teniendo en cuenta el poco interés que hay por la cultura, hasta el punto de que a mucha gente le asusta la mención de la palabra cultura.

Cada vez que era testigo del apagón de alguna fuente de cultura egipcia sentía como si alguno de mis seres queridos hubiese muerto para nunca más volver

Junto al cine se encontraba el Club Zafia Helmi, núcleo literario frecuentado por el ya fallecido Naguib Mahfuz, considerado dicho club como rincón histórico emblemático de El Cairo, el cual también fue derribado levantándose en su lugar un enorme rascacielos que competía en fealdad con el parking antes mencionado. Ni siquiera los clubes cinematográficos se salvaron de este negro destino, siendo el club de cine al-Gadd, con sede en el Centro Cultural Italiano, y dirigido por el crítico de cine Mustafa Darwish, uno de los lugares afectados por esta campaña de destrucción de la cultura egipcia. Fui miembro del Club Literario de Lectura donde nos reuníamos cada semana para leer y, posteriormente, debatir obras de gran interés, club que también desapareció junto con los demás. Y prosiguió el gobierno egipcio con esta campaña enérgica de destrucción de la cultura en todas las ciudades de Egipto. He comprobado personalmente el odio que siente el gobierno por nuestra cultura y el gran desinterés de las fuerzas militares por todo lo relacionado con el arte y la cultura en Egipto, intentando aniquilar toda posibilidad de resurrección literaria y artística. Desde que el presidente Anwar Al-Sadat decidió en 1974 poner en marcha la apertura económica de Egipto, la cultura se vio perseguida vilmente, provocando la emigración de numerosas personalidades de la cultura egipcia hacia Europa y América en busca de libertades y reconocimiento artístico. La poca cultura restante en Egipto ha pasado a estar dirigida por auténticos hombres de negocios aliados del gobierno sin dejar posibilidad, por lo menos hoy en día, para el regreso de los emigrantes y mucho menos para que se pueda producir algo de calidad en Egipto. Por consiguiente, presencio a pasos agigantados el declive de la cultura y el arte nacional, así como un retroceso en el nivel educativo de las nuevas generaciones.

Sin embargo, he podido observar cómo, a mediados de los noventa, el proceso de decadencia en el cual se encontraba inmersa la cultura en Egipto se ha detenido, llegando a estar en estado de coma sin crecimiento ni retroceso. Según el gobierno, esta situación se puede considerar de estabilidad total, incluso algunos piensan que ya ha muerto la cultura egipcia, aunque en mi opinión esta situación de stand by es preferible al proceso de deterioro al que estábamos acostumbrados en las últimas décadas.
Ha transcurrido casi una década de todo aquello y nos encontramos a las puertas de 2010. En lo que a mí respecta vivimos una época de cambios importantes y rápidos, con movimientos renovadores en busca del rumbo perdido, algo que no veía desde mi ingreso en la universidad allá por 1980. Se empieza a apreciar la existencia de una juventud interesada en una recuperación de la cultura egipcia con aires renovados hasta ahora nula, y que tiene como punto de partida el rechazo de los cánones y normas dictadas por el gobierno, es decir, están dispuestos a llamar a todas las puertas posibles con el único objetivo de despegar culturalmente hablando y salir así del atolladero en el que llevaban desde hacía treinta años. En definitiva, estamos ante una nueva generación joven y fuerte, que quiere romper con todo lo anterior sedientos de un cambio radical.

Se empieza a apreciar la existencia de una juventud interesada en una recuperación de la cultura egipcia y que tiene como punto de partida el rechazo de las normas dictadas por el gobierno

En el último año he sido testigo de la apertura de diez nuevas librerías y nunca hubiera imaginado que iba a poder vivir el suficiente tiempo como para ver no sólo el cierre de librerías y bibliotecas en Egipto sino también la posterior apertura de algunas que fueron clausuradas décadas atrás. Han surgido dos cadenas de librerías cuyas sucursales aumentan por meses. Este hecho ha propiciado que las ventas de libros en Egipto se hayan disparado. De esta forma, antes había novelas y colecciones de cuentos de los cuales se vendían sólo cinco mil copias anuales, mientras que en los últimos tiempos esta cifra ha llegado a sobrepasar los cien mil. Empezamos a tener entre nosotros nuevas editoriales con una nueva política de publicación, ayudando todo esto a la proliferación de muchos nuevos novelistas, escritores y poetas. El año pasado pude presenciar la creación de bastantes clubes de lectura por parte de las nuevas generaciones. En dichos clubes, se debaten los libros y se realizan turnos de preguntas sobre ellos con idea de encontrar la posibilidad de abrir las puertas del futuro. Un grupo de jóvenes autores egipcios me ha invitado para comentar mi libro que trata precisamente sobre la nueva generación, y he de decir que esta gente joven no tiene nada que ver con la generación de hace veinte años o más. La gente de ahora es más nerviosa, inquieta, pero apuesta fuerte con miras a un futuro difícil pero a la vez prometedor. Están abiertos tanto a la cultura árabe como a la occidental y esto les aporta un ingrediente esencial para llegar a recoger frutos en un futuro no muy lejano.

Este año he asistido a numerosas obras teatrales en teatros de reciente inauguración, algunas de ellas no precisamente brillantes pero que, sin embargo, han llenado mi corazón de esperanzas reales. No puedo referirme al teatro egipcio como en fase de renacimiento ya que desde hace más de treinta años se encuentra mal de salud y le llevará muchos años poder renacer y recuperarse. Lo único que hay en el teatro egipcio son tímidos intentos de gente joven que nunca encuentra un maestro o gente veterana con la fuerza e interés suficiente para apoyarles. Son pocas obras teatrales las que hay y la mayoría de ellas muestra síntomas de ser un trabajo a la ligera con la única ansia de crear obras sin mucha calidad. A pesar de ello, vaticino una recuperación posiblemente en la próxima década.

Este panorama teatral independiente –y cuando digo independiente me refiero a que no sigue las reglas del juego del gobierno– muestra los primeros rayos de luz con películas de productoras independientes personales, es decir, obras cuya realización no corre a cargo de las grandes productoras. Como consecuencia de la revolución digital, las pequeñas productoras independientes están consiguiendo toda la infraestructura técnica, audiovisual… a precios económicos, no necesitando de esta forma a las grandes productoras. Y esto no sólo a nivel teatral sino también a nivel cinematográfico. Y para que sirva de ejemplo, la película Ayn al-shams de producción independiente, ha conseguido cosechar reconocimientos e incluso ser premiada en Europa. Claro está, con todos los problemas típicos que esto conlleva en un país como Egipto, donde el gobierno, en su línea tradicional de complicarlo todo, censuró la película tardando dos años en poder estrenarse en la televisión egipcia, habiendo sido ya presentada previamente en Europa. Sin embargo, esto no ha conseguido detener a la nueva generación que sigue en su empeño de hacer cine y teatro independiente sin importarle las estrictas normas gubernamentales.

La gente de ahora es más nerviosa, inquieta, pero apuesta fuerte con miras a un futuro difícil pero a la vez prometedor. Están abiertos tanto a la cultura árabe como a la occidental

Con la llegada de internet se abre una etapa más si cabe, facilitando la aparición de nuevas caras artísticas de todos los colores. De esta nueva ventana de la cultura y del arte brotan diariamente infinidad de artistas que quieren hacerse un hueco en la cultura de este país. Pertenecen a todos los géneros (drama, comedia, poesía, novela…) habidos y por haber. Recientemente, la gente joven usa una de las ventajas de internet como es Facebook que sirve de lugar de charla, reunión cibernauta… ya sea con tintes políticos o culturales. Esto ha provocado la detención e incluso encarcelamiento de algunos de estos amantes de la red por parte del gobierno egipcio, el cual observa cómo le resulta cada vez más difícil tener a la población controlada. Sin duda, internet constituye desde hace relativamente poco tiempo el lugar idóneo para expresar puntos de opinión política contra el régimen en Egipto, algo que enerva enormemente al gobierno. De hecho, en los últimos dos años se han sucedido diversas y numerosas manifestaciones y protestas que han conseguido reunir a un gran número de personas que se iban enterando de las manifestaciones a través de internet. Miles de personas se manifestaron por las calles de El Cairo en apoyo a los trabajadores de la empresa Ghazal y otro día fue en apoyo a los trabajadores de la empresa algodonera Tanta, y siempre se publicaba en la web el día y la hora de las protestas. Lo mismo pasó con manifestaciones en apoyo al personal de empresas como la portuaria Al-Areesh; la de limpieza y saneamiento Port Said; Suez de abonos químicos y fertilizantes; y hasta la empresa textil Isko, perteneciente al Grupo Abu Al-Makarem; el Hospital Al-Sader, así como el personal laboral y sanitario de la empresa de ferrocarril estatal; trabajadores de la multinacional extranjera Invit; trabajadores de las aseguradoras Al-Darb Al-Ahmar y Al-Khalifa; empleados de la oficina de impuestos inmobiliarios, así como trabajadores de la empresa textil Kafr Al-Dawwar; y, además, los empleados de la factoría Saben Al-Kaum. A esta larga lista, hay que sumar los abogados, médicos y profesores universitarios.

Librería Diwan, El Cairo, Egipto.

Librería Diwan, El Cairo, Egipto. Cortesía de Diwan Bookstore.

A modo de ejemplo, tomamos el caso de los abogados, que se manifestaron pidiendo mejoras salariales y de infraestructuras de los juzgados, es decir, bancos para sentarse a esperar en lugar de estar en los pasillos de pie durante horas, ascensores para no tener que compartir escaleras con los presos y criminales… En definitiva, los abogados requieren derechos fundamentales y básicos y, gracias a internet, todo el que esté interesado puede enterarse y al menos se llevan a cabo grandes concentraciones que antes simplemente no llegaban a tener lugar. La pena es que ahora hay manifestaciones pero sin respuesta. Esto es sólo un ejemplo del descontento generalizado de la sociedad egipcia, ya que estas manifestaciones comenzaron a celebrarse en la capital pero pronto se fueron extendiendo al resto de Egipto. En este sentido, nos acordamos de Magida, una de las grandes artistas del cine egipcio clásico, cuando llamaba “Ahram… Ajbar… Yumhuriya…” en una de sus películas, en la que encarnaba a una vendedora ambulante de periódicos a la antigua usanza. Hace varios años comenzaron a surgir nuevos periódicos independientes lejos de los tradicionales diarios leales al régimen, y, todo ello, gracias a internet y a las nuevas tecnologías que han acogido a la gente joven llena de ideas frescas. Así pues, tenemos un amplio abanico de nuevos periódicos como al-Masri al-Yaum, al-Dustur, al-Shuruq, al-Yaum al-Sabee, al-Fagr, y otros muchos, todos ellos de capital privado e independiente que muestran una visión diferente de la que podemos observar en los periódicos leales al gobierno. Esto es algo a lo que no estábamos acostumbrados antiguamente y que me resulta satisfactorio y beneficioso para la salud de nuestra prensa. En los periódicos egipcios online podemos opinar, votar, mandar mensajes, sugerencias, y siempre contando, en aumento, con nuevos y buenos escritores y periodistas.

En los periódicos egipcios digitales podemos opinar, votar, mandar mensajes, sugerencias, y siempre contando con nuevos y buenos escritores y periodistas

En lo que a la música se refiere, han surgido en los dos últimos años una gran cantidad de grupos musicales con diferentes estilos (egipcios, occidentales…) pero todos coinciden en presentar una música fresca, innovadora y alegre, e incluso algunos con una imagen muy moderna como es el grupo Urud Al-Ragul Al-Wahid. Este grupo se ha ganado el respeto del público con un aspecto nuevo que rompe moldes, teniendo a las jovencitas como seguidoras. Suelen actuar en clubes culturales de El Cairo, Alejandría, Tanta… Hasta el punto de que el famoso cantante Ali Al-Haggar ha llegado a declarar que estos nuevos grupos y corrientes musicales suponen una apertura inédita hasta ahora en Egipto. La semana pasada me encontré con una artista especializada en arte abstracto y creativo que me dio la razón sobre lo comentado anteriormente. Me comentaba que, efectivamente, existía una explosión de arte abstracto y creativo en estos últimos años. Decenas de artistas, muchas de ellas mujeres, presentan ahora obras de mucha calidad donde se respira libertad. También nos topamos con artistas mujeres que reflejan poemas en sus cuadros sin tener ni idea de poesía aunque lo importante es la frescura y, sobre todo, el atrevimiento con que se expresan, teniendo en cuenta que vivimos en un país dictatorial. Esto es nuevo para Egipto ya que nunca se había producido algo así. Esta amiga artista me presentó a tres artistas mujeres de veintitrés años, con una calidad y arte que parecería que tienen el doble de edad.

Churchill dijo una vez que el pueblo es como un globo inflado. Es fácil que explote pero para que eso no ocurra el gobierno debe coger un alfiler y, periódicamente, hacer pequeñas incisiones para que respire y no estalle. Sin embargo, lo que ha hecho el gobierno egipcio en el último cuarto de siglo ha sido al revés del consejo de Churchill. Nuestro gobierno se ha dedicado a tapar uno a uno todos los agujeros que sirven de respiradero del pueblo. Incluso algunos agujeros que quedaban libres se encargaron algunos países de taparlos, es decir, la vía de evacuación que durante muchos años –entre los setenta y los noventa– sirvió para que muchos jóvenes egipcios emigraran a los países del Golfo Pérsico, se han encargado estos mismos países de cerrarla. Esto lleva a nuestro pueblo a refugiarse a la sombra de un árbol del sol, entendiendo el sol como el gobierno, a la espera de un futuro mejor que parece cercano. •

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