Seyed Ahmad Reza Khezri
Profesor de la Universidad de Teherán. [+ DEL AUTOR]

Hacia un enfoque cultural de la revolución islámica

Las realidades empíricas de la sociedad iraní revelan el hecho de que la revolución de 1979 se basó en unos valores cuyos objetivos últimos eran la vuelta, reinstauración y reestructuración de las tradiciones fundamentales del islam. Esta revolución fue posible mediante un cambio de valores en la sociedad y tal cambio resultó, a su vez, en una transformación de la composición cultural de los iraníes. Los estudios realizados sobre este acontecimiento demuestran que los aspectos culturales del régimen Pahlavi estuvieron entre los factores determinantes que produjeron la revolución. Algunos analistas occidentales han subrayado también el papel del islam, la escuela chií de pensamiento, la ideología islámica o la creación de una cultura independiente de la influencia de los poderes occidentales como factores desencadenantes de la Revolución Islámica y el establecimiento de un nuevo régimen.

A pesar de la publicación de numerosos estudios sobre la esencia, identidad y causas de la Revolución Islámica, en pocas ocasiones se ha prestado atención a una interpretación que se basara exclusivamente en las dimensiones culturales de la misma o bien tuviera en cuenta la cultura como un factor fundamental a la hora de explicar la revolución. Sin embargo, la atención a este aspecto resulta necesaria, ya que proporciona una mayor profundidad a los análisis existentes. A continuación, se revisarán algunas de las teorías que se han desarrollado en torno a esta cuestión.

El principal líder de la oposición, el Ayatolá Jomeini (centro), es protegido de la multitud entusiasta a su regreso del exilio

El principal líder de la oposición, el Ayatolá Jomeini (centro), es protegido de la multitud entusiasta a su regreso del exilio. Teherán, 1 de febrero de 1979. / EFE

TEORÍAS CULTURALES DE LA REVOLUCIÓN ISLÁMICA

John Foran es uno de los estudiosos que destacan el papel de la cultura en las revoluciones, especialmente en la construcción de la acción política y sus resultados. En su opinión, las diferentes culturas políticas que apoyaron la revolución en Irán crearon un puente entre el diálogo islámico y el materialismo e hicieron posible la revolución al aunar los esfuerzos de las diferentes fuerzas sociales. Las corrientes materialistas incluían el nacionalismo democrático del Frente Nacional, el marxismo ortodoxo del Partido Tudeh, los Fadaiyan Khalq y otros grupos marxistas y maoístas. La organización Muyahidin Khalq también fue importante en la categorización religioso-materialista con prioridad del islam chií, pero con análisis e interpretaciones marxistas. Otras corrientes incluían la interpretación del islam presentada por Jomeini, el islam radical de Shariati y el islam liberal de Bazargan. Este diálogo entre las culturas políticas de resistencia hizo posible la consecución de dos objetivos comunes: acabar con el régimen monárquico y cortar la dependencia de Irán respecto a los Estados Unidos. El islam del Imán Jomeini era consciente de la necesidad de reunir el apoyo de todos los grupos. En este sentido, Jomeini fue capaz de minimizar la importancia de los aspectos discordantes en su programa.

Por su parte, Hamid Algar ha intentado demostrar que las raíces de la Revolución Islámica se encuentran ocultas en los cambios estructurales e ideológicos y tomó forma en la escuela chií de pensamiento en Irán después del siglo XVI. En su opinión, las creencias sobre la teoría del imán, la ilegitimidad de los sistemas no religiosos, el martirio y el pensamiento analítico han desempeñado un papel fundamental en la formación de la Revolución Islámica. Smelser también considera que se trató de una revolución cuyo objetivo era reformar y establecer valores sociales y no simplemente redefinir las normas sociales del régimen anterior. A su vez, Fred Halliday tiene en cuenta cinco factores como significativos en la gestación de la Revolución Islámica: el rápido y desequilibrado desarrollo económico; la debilidad política de la monarquía debido a su reducida legitimidad y escasa base popular; la enorme coalición de grupos de la oposición; el papel de movilización política del islam (especialmente de la escuela chií que garantiza la ideología y la organización); y el liderazgo ilustrado. Finalmente, destaca, asimismo, las condiciones internacionales, poco claras y ambiguas, del régimen Pahlavi. Para Nikki Keddie, las causas de la revolución hay que buscarlas en una combinación de inflación, escasez y distribución flagrantemente desigual de los ingresos que aumentó el descontento.

Como resulta evidente, cada una de las teorías mencionadas anteriormente ha tenido en consideración varios elementos y categorías de cultura. No obstante, no se puede encontrar un punto de vista que incluya todos los elementos y componentes de una forma exhaustiva. Para complementar estas observaciones, presentamos el punto de vista del arquitecto de la Revolución Islámica sobre el lugar que ocupa la cultura dentro de la misma.

EL IMÁN JOMEINI Y LAS RAZONES CULTURALES DE LA REVOLUCIÓN ISLÁMICA

Desde el punto de vista del Imán Jomeini, los cambios sociales, y las revoluciones en particular, influyen en los cambios cognitivos y epistémicos de los seres humanos. Con este fin, los favores de Dios se conceden al movimiento humano y resultan en su conciencia y despertar. Esta conciencia de sí mismo y despertar también preparan, a su vez, el trabajo preliminar de base para los cambios socio-culturales.

Un enorme retrato del fundador de la República Islámica de Irán, el Ayatolá Jomeini

Un enorme retrato del fundador de la República Islámica de Irán, el Ayatolá Jomeini, en el centro de oración que lleva su nombre. Teherán, 14 de noviembre de 2003. / Abedin Taherkenarech/EFE

“Dios quería venir a socorrer a esta nación, de modo que despertó al pueblo; Dios despertó al pueblo… fue la Mano invisible de Dios la que los sacó de ese estado de apatía, de ese estado de indolencia, de ese estado de ignorancia, conduciéndolos a un estado de conciencia –todos estuvieron preparados. No es posible que se produzca un cambio así en un año sin la asistencia divina.”

O:

“… el Todopoderoso y Elevado Dios lo quiso; y El estaba de nuestro lado; y transformó una nación y un Estado que era indiferente a las preocupaciones religiosas; los transformó de tal modo que todos le dan importancia; todos llegaron al ruedo armados de fe.”

Como se desprende de estas citas, el cambio en el sistema político y social es posible gracias a un cambio en las creencias y convicciones. Por tanto, en palabras de Jomeini:

“El verso coránico que dice ‘Dios no cambia las circunstancias de las personas a menos que ellos mismos cambien sus propias circunstancias’ es un hecho y una orden. Es un hecho en el sentido de que los cambios que se producen en una nación, en una raza, se convierten en la fuente de cambios existenciales, de cambios globales, de cambios temporales. Es una orden en el sentido de que los cambios que uno hace son cambios que provocan cambios beneficiosos para él.

Observaste que el progreso realizado por el pueblo de Irán estaba en deuda con ese cambio, esa transformación que fue creada en el yo. Éramos una nación; nuestra nación era una raza que, por la tergiversación que se produjo a lo largo de la historia y debido a la dominación completa de los extranjeros y sus títeres seleccionados cuidadosamente, había tomado una apariencia que le hizo aceptar el régimen anterior… era un cambio que había transformado la sensata naturaleza humana en un ser humano insensato… y alabado sea Dios, en esta agitación el cambio y la transformación se produjeron desde el otro lado. Esto significa que una nación bajo presión que se había acostumbrado a esta presión a lo largo de la historia, que había aceptado esta injusticia y había aceptado este saqueo, se transformó en un breve periodo de tiempo en una nación que ya no toleraba ninguna de estas injusticias; significa que creó tal sublevación… por tanto nuestra nación experimentó una transformación; estableció un cambio. Este cambio no hubiera tenido lugar, a menos que no se hubiera producido un cambio en el yo; a menos que esta nación no hubiera experimentado un cambio real (que era el derrocamiento del poder de un régimen ‘Taghuti’ maligno y la toma del poder por parte de un régimen que Dios quiere que sea islámico), este objetivo no se habría realizado.”

“La revolución interna de esta nación provocó el nacimiento de esta revolución; y fue su revolución interna y su comprensión del islam; y su devoción por el Todopoderoso y Elevado Dios lo que funcionó… debemos buscar la causa de la victoria de la revolución en el yo interior del pueblo; y hasta que no consigamos este objetivo las revoluciones serán revoluciones de transferencia de poder de un poder a otro y no habrá ningún cambio en la condición de la nación.”

La conciencia y el despertar desde el punto de vista del Imán Jomeini dependen de la comprensión del islam auténtico y genuino, así como del reconocimiento del islam falso. La necesidad de comprender el islam genuino se basa en la importancia que tiene en las vidas de los seres humanos, ya que promueve la justicia y la lucha contra la injusticia y la violación de los derechos, y desarrolla y construye a los seres humanos y, en este sentido, al contrario que el islam falso, que es la fuente de la dependencia y la decadencia de los musulmanes, es fuente de orgullo y honor. Por tanto, dice:

La revolución se basó en unos valores cuyos objetivos últimos eran la vuelta, reinstauración y reestructuración de las tradiciones fundamentales del islam

“Tenemos el deber de aclarar la duda que ellos han creado en relación con el islam. Mientras no se haya aclarado esta duda de las mentes no podremos hacer nada. Debemos… eliminar esta duda que ha sido creada en la mente de muchos de nuestros individuos cultos como resultado de la propaganda desatada contra el islam a lo largo de varios siglos; deberían presentar la filosofía de vida y las disciplinas sociales del islam; deberían introducir la norma islámica para que la gente sepa de qué trata el islam y cómo funcionan sus leyes… la gente no conoce el islam… pueden estar seguros de que si presentan esta doctrina e introducen la norma islámica tal como es en las universidades, los estudiantes la acogerán bien.”

Como puede observarse en este párrafo, el papel de la conciencia y el reconocimiento no es solo efectivo en el caso de las revoluciones, sino también en su conservación y consolidación. El mayor logro de la transformación espiritual del pueblo como resultado de la conciencia de los líderes y los intelectuales ilustrados (tras el deseo de martirio) es la unidad de expresión que, desde el punto de vista del pensamiento del imán, es uno de los secretos de la victoria:

“El poder de la fe de nuestro pueblo hizo que los venciéramos a todos con puños y sangre. El secreto de esta victoria después del poder de la fe fue que el poder de la fe provocó el secreto real que incluye la unidad de expresión de nuestra nación en este asunto que causó la derrota.”

O:

“No teníamos nada; teníamos a Dios de nuestro lado… pero el Todopoderoso y Elevado Dios hizo que sus corazones se vieran invadidos por el miedo y el horror, de forma que no tuvieron la oportunidad de causar grandes daños… esto se debió a que era una agitación islámica.”

La mayor parte de los eslóganes de la revolución expresaban aspiraciones a nivel cultural

Lo que se puede deducir de estas palabras es que, tras el reconocimiento y la obtención de juicio y conocimientos religioso-revolucionarios, lo que se hace evidente es un sentimiento de acuerdo masivo por alcanzar el objetivo. En los análisis que tienen en cuenta los aspectos culturales de las revoluciones, este factor puede estudiarse y reconocerse bajo el título de empatía o valores sociales y de grupo. En otras palabras, en esta fase las creencias y las convicciones, después de experimentar un cambio interno, conceptual y lógico, han pasado a la fase de conversión de los corazones y los sentimientos, de modo que son capaces de crear un cambio emocional y un cambio en el interés común. Se llega entonces a una situación en la que, con la apariencia del compromiso con el islam genuino (primer elemento), y el espíritu de cooperación en el inicio de un levantamiento islámico (segundo elemento), el régimen, por no reformar su método, se enfrenta a una legitimidad religiosa reducida, de forma que empiezan las bases de la acción revolucionaria, los motines, las manifestaciones de protesta y los enfrentamientos (tercer elemento):

“Cuando se decide que un país llega a este estado en el que el pueblo se separa y el gobierno con toda su parafernalia también pasa a estar desunido, este gobierno no tiene apoyos. El pueblo debe apoyar a los gobiernos. Un gobierno que no tiene apoyos será derrotado.”

Como resumen del punto de vista del Imán Jomeini sobre la explicación cultural de la Revolución Islámica, debe decirse que la conciencia del islam genuino, que había sido descuidado, culminó en la metamorfosis espiritual de los individuos, y esto conllevó su total devoción a la Verdad Sagrada, el deseo de martirio, la falta de atención a las disputas personales, la unidad, la solidaridad y la cohesión en el pueblo y, finalmente, junto con otros factores importantes como la ineficiencia del organismo gobernante, ofreció las condiciones necesarias para la victoria de la revolución.

Como se mencionó anteriormente, el aumento del nivel de conciencia del pueblo, sin tener en cuenta los valores religiosos y culturales y otros muchos factores, contribuyó al descontento de la gente, lo que provocó el levantamiento popular y la victoria de la revolución.

Este punto de vista se ve corroborado, en gran medida, por el estudio de los eslóganes de la revolución, la mayor parte de los cuales expresaban aspiraciones a nivel cultural. Aunque el descontento del pueblo se había convertido en descontento político y se había manifestado en forma de eslóganes políticos que describían las circunstancias inadecuadas del régimen anterior, el número de eslóganes relacionados con las aspiraciones y objetivos políticos estaban en un segundo plano frente al aspecto cultural. El menor número de eslóganes dedicados a aspiraciones y objetivos económicos revela que la gente no estaba demasiado insatisfecha con la situación económica durante el régimen Pahlavi. Esto significa que el pueblo de Irán, teniendo en cuenta su intensa insatisfacción con el sistema político gobernante y sus circunstancias políticas, quería instalar un sistema que llamaban la “República Islámica” y conseguir libertad política, derechos políticos e independencia política dentro de este marco. De este modo, querían instalar el islam y los valores culturales islámicos en la sociedad y establecer un sistema islámico en el que la pobreza y la privación económica no existieran.

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