Noha Bayoumi
Profesora de la Facultad de Artes, Lebanese University of Beirut. Miembro de la Lebanese Association of Women Researchers. [+ DEL AUTOR]

Estilo de vida de las mujeres. Cambios y diferencias

Estamos asistiendo, en el mundo árabe actual, a una situación de cambios sociales a un ritmo acelerado representada por los movimientos juveniles y femeninos, todo ello como consecuencia de las crisis derivadas de la modernización y de las profundas contradicciones de las sociedades árabes, incapaces de digerir las iniciativas sociales y los cambios en los diferentes aspectos de la vida diaria sin ruido ideológico. Se trata de pequeños grupos que se esfuerzan por cambiar la calidad de la vida cotidiana, adentrándose en nuevas áreas e interesados en sacar a la palestra los problemas, tanto los manifiestos como los latentes. Son movimientos novedosos e independientes, con un discurso propio, y representan una toma de conciencia de los derechos civiles basados en los valores de la democracia y la modernidad. Estos movimientos son prometedores, pues se crean para ser desarrollados en otros contextos, para transformarse más tarde en potenciadores de las libertades públicas y privadas, y se están afianzando en algunos países árabes a pesar de las restricciones, constituyendo un elemento activo en la dirección del cambio ideológico. Sin embargo, no se trata de movimientos sociales que tengan su origen en ideologías determinadas, sino que hacen su entrada en la política desde ámbitos alternativos y actúan atendiendo a las necesidades de la sociedad con valor y responsabilidad, como hacen por ejemplo los movimientos de derechos humanos y derechos de la mujer, o los que trabajan para erradicar la violencia contra las mujeres, o los que supervisan los procesos electorales, o los que luchan contra la corrupción y el fraude, o las asociaciones de mujeres emprendedoras.

Opositores al gobierno pro-sirio de Líbano

Opositores al gobierno pro-sirio de Líbano se manifiestan para pedir la retirada de las tropas sirias. Beirut, Líbano, 28 de f ebrero de 2005. / Nabil Mounzer /EFE

Lo que es sorprendente es la fuerza con la que operan al servicio de la liberación y la apertura. A pesar de la existencia de movimientos femeninos desde el siglo pasado, es ahora cuando aparecen, con diferentes formas y objetivos, en favor de los cambios políticos, culturales y económicos. También sorprendente es el hecho de que la mayoría de los estudiosos de estos movimientos sean mujeres, dado que la conciencia árabe no ha producido todavía una visión de estos movimientos o de su lugar en el proceso de desarrollo social en la medida en la que sí hizo hace décadas con el fenómeno de los partidos políticos.

Los movimientos juveniles y femeninos potenciadores de las libertades se están afianzando en algunos países árabes a pesar  de las restricciones

Las mujeres árabes viven en países cuyas constituciones, por lo general, no discriminan entre ciudadanos y ciudadanas, pero cuyos sistemas políticos distinguen la teoría de la práctica, tanto abiertamente como de forma oculta. Entre esta discriminación estructural y los esfuerzos de las mujeres para conseguir la posición, el papel y la función que se merecen en sus sociedades, hay un camino rico en multitud de puntos de vista, metodologías y tendencias políticas; pero que también es un camino que presenta obstáculos que impiden su progreso y complican los medios para superar los problemas y alcanzar los objetivos. En nuestra aproximación a los cambios en las diversas facetas de la vida de las mujeres nos apoyaremos en una perspectiva que nos permita tener una visión global de sus vidas y cuestiones, para abrirla hacia un concepto humano del desarrollo. Nos detendremos en tres preguntas para el debate: ¿cuáles son los principales cambios en la vida de las mujeres árabes? ¿Cuáles son las mayores ironías inherentes a estos cambios? ¿Cuáles son las implicaciones?

LUCHAR CONTRA LAS ESTRUCTURAS

Los regímenes gobernantes en los países árabes siguen manteniendo su estructura de discriminación hacia las mujeres, aun cuando las constituciones no distinguen entre géneros; sin embargo, estos regímenes se apoyan en normas discriminatorias basadas en cuestiones partidistas, étnicas, familiares –el nepotismo– o ideológicas. Así, las mujeres se enfrentan a una complicada estructura de segregación en diversos grados, y deben redoblar sus esfuerzos ante la subordinación de sus países a los conflictos armados, las guerras y la ocupación. No me atrevo a afirmar que las mujeres son pacíficas pues forman parte de este sistema de guerra y violencia, en el que participan de diversas formas al igual que los hombres, consciente o inconscientemente.
Las mujeres se dividen desde el punto de vista doctrinal, sectario y político, pues participan en contextos políticos aun sin ser tenidas en cuenta. Ciertamente, las situaciones bélicas y de conflicto provocan tendencias masculinas violentas contra la mujer en la vida familiar y social, dificultando el cambio en las estructuras institucionales y la filosofía legislativa sobre las mujeres. En cualquier caso, observamos, por ejemplo, que poco después de la guerra de Líbano, comenzaron a escucharse voces de protesta de la mujer libanesa contra la violencia doméstica, e hicieron aparición asociaciones para luchar contra la violencia masculina. Pero la tendencia conservadora sigue manteniendo inmóvil la vida pública a pesar de la presencia de esta comunidad dinámica a la que nos hemos referido al principio. Dado que sus intereses se entrelazan con los de grupos religiosos conservadores hay que ver si esta disposición es liberal o conservadora. Esta coincidencia, además, impide el desarrollo de una legislación para las mujeres, especialmente cuando el sistema de gobierno es un monopolio masculino. También se observa la ausencia de instituciones oficiales eficaces a favor de la igualdad, y si existen son débiles o están desatendidas, con presupuestos insuficientes o falta de apoyo estatal a pesar de ser de su competencia, por lo que no se puede confiar en ellas. Así, a día de hoy sigue sin crearse un marco de referencia a nivel nacional que sea fuerte y competente, y que suponga un mecanismo de presión dentro y fuera de las instituciones oficiales para promover la igualdad de las mujeres. La debilidad de este marco de referencia ha impedido el desarrollo del estatuto personal, lo que constituye la mayor debilidad de la situación de las mujeres, pues obstaculiza su participación en la toma oficial de decisiones dentro del Estado. Y respecto a la reforma legislativa y la mejora de leyes discriminatorias, es lenta y vacilante, además de que no existe un plan estratégico para la participación de las mujeres a todos los niveles.

¿CUÁLES SON LOS PRINCIPALES CAMBIOS EN LA VIDA DE LAS MUJERES ÁRABES?

La perspectiva discursiva que hemos adoptado en este artículo revela las diferentes formas de vida de las mujeres árabes, por lo que veremos los aspectos contradictorios en dichas formas.

Aspectos políticos

Las actuales transformaciones socio-culturales en las sociedades árabes han reducido la brecha entre la vida privada y pública de las mujeres, diversificando la participación política y otras facetas. Hemos ampliado el concepto de política en los años noventa, pues hacer política ya no corresponde solamente al Estado y la cúpula del gobierno, y éstos ya no se ocupan solo de las cuestiones políticas. “La política ya no consiste solo en pertenecer a un partido o a una ideología determinada, pues cualquiera que se ocupa de los asuntos generales que afectan a la sociedad lleva a cabo también el ejercicio de la acción política. No hay un modelo único que defina esta acción política. Así, las mujeres participan activamente en el núcleo de los acontecimientos derribando los muros que separan lo público de lo privado, y se integran en una actividad dinámica, abriendo nuevas puertas al conocimiento de la historia socio-política” (Noha Bayoumi: “La mujer, la ciudad, la política”, Investigadoras 4, Beirut, 1997-1998, p. 248).

Cuando nos centramos en el clima de malestar que plantea la promoción de ideas colectivas, nos referimos a la dialéctica entre representaciones individuales y colectivas, donde se comparten ideas comunes y sentimientos colectivos. En este clima ha surgido un nuevo tipo de mujer, que se ha expresado a través de su afiliación a las corrientes políticas que surgieron en la segunda mitad del siglo XX, periodo de las independencias de los países árabes respecto del colonialismo. Y esto se da independientemente de la afiliación a un partido, ya sea a través de la participación en las abundantes asociaciones civiles, o por razón de su avance en los espacios públicos, o mediante su actividad como elemento electoral clave.

Los jóvenes han establecido muchos sitios web, blogs y portales electrónicos que se ocupan de cuestiones de la mujer usando las nuevas tecnologías para difundir sus ideas de desarrollo político y social

Las mujeres, al estar fuera de las normas tradicionales de la política, desarrollan múltiples funciones pero de manera no reconocida o desclasificada; no están donde se toman las decisiones políticas salvo en raras ocasiones y en número limitado, pero están en el corazón de los movimientos políticos, sociales y culturales. Las mujeres jóvenes desempeñan formas de trabajo muy variadas y productivas, y llevan a cabo eficaces iniciativas a través de nuevas agrupaciones de carácter civil, donde son relativamente independientes del poder y los partidos políticos, procediendo a tomar decisiones en asuntos juveniles, culturales, sociales y artísticos, que estaban ausentes –o marginados– de los programas políticos de los partidos, como resultado de la excesiva politización. De esta forma, vemos a las mujeres en asociaciones ecologistas y en movimientos contra la violencia de género. Es posible ver grupos de trabajo mixtos y también iniciativas humanitarias que tratan con ancianos y niños gravemente enfermos. Somos testigos de la existencia de movimientos contra la corrupción y de apoyo a la transparencia de las elecciones. Se crearon grupos interesados en la investigación sobre la mujer y los asuntos políticos y culturales públicos (Agrupación de Investigadoras Libanesas, en Beirut, y el Foro de la Mujer y la Memoria, en El Cairo), además de la creación en los campus universitarios y los cafés de muchos clubes que se ocupan del debate político e intelectual, las reseñas de libros y las lecturas poéticas.

También se han establecido asociaciones relacionadas con el empleo de las mujeres, para facilitarles el acceso al mercado profesional, y otras interesadas en promover la seguridad vial, etc. Tomamos nota asimismo de la creación de sociedades artísticas con nuevas e innovadoras tendencias (cine, teatro, documentales, artes visuales), como la Sociedad Girasoles e Imágenes o La Casa del Arte, en Beirut. Hemos asistido a multitud de festivales y talleres que han tratado sobre el modo en que los jóvenes sufrieron las guerras que han azotado Líbano, así como la violencia y la discriminación, desde un enfoque del arte moderno, innovador. Del mismo modo, los jóvenes han establecido muchos sitios web, blogs y portales electrónicos que se ocupan de cuestiones de la mujer usando las nuevas tecnologías para difundir sus ideas de desarrollo político y social. Esto confirma exactamente lo que hemos dicho, que la entrada en la política se ha llevado a cabo a través de un espacio nuevo y moderno. Esta riqueza política, inherente a una comunidad a través de estas formaciones modernas, no se ha materializado aún en el nivel de la política directa. Encontramos una discrepancia entre esta dinámica social y la que influye en el aumento de la conciencia de expansión de los conceptos de “política” y “participación política”, y lo que vemos como miopía de los regímenes gobernantes, que siguen eludiendo la presencia femenina en la política y en los puestos de toma de decisiones. Tímidamente se ha comenzado a albergar una esperanza para las mujeres en cuanto a alcanzar posiciones de liderazgo. En algunos países árabes han empezado a designar a mujeres en la fiscalía y los ministerios y en Egipto se nombró una jueza en el Consejo Superior del Poder Judicial.

Seguimos considerando que estos nombramientos son solo para mejorar la imagen del sistema político y adornarlo. La mente masculina todavía se resiste, y la lógica masculina expone la estúpida pregunta: ¿dónde están las mujeres para que les demos puestos de responsabilidad? Algunos líderes políticos utilizan por norma este tipo de hombre autoritario que llama a la fama y al heroísmo en un tiempo en que desaparecieron los héroes, y en el que deberían existir nuevos conceptos de desarrollo moderno para la experimentación y la educación permanente y la igualdad de oportunidades y posibilidades. Las mujeres solo son combustible para las elecciones y para llenar lugares públicos y soldados desconocidos que trabajan entre bastidores en favor del éxito de heroísmo masculino. Las mujeres actúan como ejecutores de las órdenes al servicio de los hombres. Esta misma lógica se encuentra también en las instituciones y los medios de comunicación privados, donde las mujeres invaden las pantallas árabes de televisión como presentadoras de programas, pero rara vez se encuentran mujeres al frente de la dirección. En nuestro estudio sobre el papel de los académicos en las artes de las cinco facultades de la universidad libanesa encontramos la misma situación, a pesar del alto número de profesoras, que rara vez llegan a ser decanas de la universidad (por ejemplo, una sola mujer ha ocupado este cargo antes de la guerra en Líbano y hay que tener cuenta que la universidad fue fundada en 1957).

Bailarina realizando una actuación en la calle

Bailarina realizando una actuación en la calle, dentro de las actividades de la Semana de la Danza. › Ramala, Cisjordania, Territorios Palestinos, 29 de abril de 2008. / Atef Safadi /EFE

Es digno de mención en este ámbito analizar la forma en que las mujeres se han relacionado con los patrones políticos de sus países. Nuestro estudio sobre “La mujer y las transformaciones políticas en Bahrein y el velo de la realidad” nos revela que las mujeres han demostrado una interacción bastante activa con la estructura del sistema político, sea cual sea el estilo y el pensamiento que los caractericen. Cuando se es débil institucionalmente, como en el caso de Líbano, aprenden a confiar en sí mismas y centrarse en el fortalecimiento de sus propias capacidades, y de este modo ya estamos actuando con carácter científico, cultural y profesionalmente, como individuos, no como grupos. Cuando se topan con un sistema fuerte tanto a nivel político como institucional (Bahrein), actúan al contrario de como deberían y viven más en este caso a la espera de la planificación de dichas instituciones.

En Siria, por ejemplo, el impacto del gobierno sobre la mujer y el método de dominación política conducen a una disminución de las funciones de las mujeres y de su seguridad y estabilidad. Como se señala en el estudio sobre “la vida de las mujeres solteras cabezas de familia” (Mia Al-Rahbi, “Bahithat 11” –Investigadoras 11–, publicado por el Grupo de Investigadoras Libanesas y el Centro Cultural Árabe, Beirut 2005-2006), la razón de este retraso se debe a los efectos sociales creados por el régimen totalitario que ha envuelto a Siria durante cuarenta años y continúa hasta el día de hoy, que ha abolido la libertad de expresión, con la gente viviendo bajo la ley de emergencia, aún hoy, con el consiguiente impacto sobre el nivel de movimiento de liberación femenina”.

Así, las diferencias en los sistemas de gobierno en el mundo árabe continúan y, en consecuencia, es difícil generalizar con respecto a la situación de las mujeres árabes políticamente, ya que éstas varían dependiendo del régimen político en el que vivan.

Aspectos económicos

El momento actual se caracteriza por la emigración de las mujeres para trabajar en otros países árabes o en el extranjero con el fin de mantenerse a sí mismas y a sus familias. De acuerdo con un estudio sobre los efectos de la emigración temporal de los hombres egipcios para trabajar en el Golfo Pérsico en el papel de la mujer, ésta ha incrementado la participación femenina en la toma de decisiones y ha tenido un efecto positivo en sus opiniones sobre la violencia doméstica y sobre los roles de género, la asistencia a la educación femenina y la no deserción escolar de los niños. En el aspecto negativo, en muchos casos este papel más activo disminuyó tras el regreso del padre de familia del extranjero para retomar el mando de la familia, al tiempo que un gran número de las esposas de estos emigrantes que permanecieron en su país con sus hijos son menos reacias a la violencia conyugal que otras o menos conscientes del concepto de equidad. Esto demuestra que la emigración de los hombres no siempre conduce a un cambio fundamental en las visiones de los roles de género y la violencia doméstica. La emigración de los hombres a los países del Golfo Pérsico (muy conservadores) ha influido negativamente en su conducta.

El momento actual se caracteriza por la emigración de las mujeres para trabajar en los países árabes o en el extranjero con el fin de mantenerse a sí mismas y a sus familias

Podemos concluir pues que la expansión del papel de la mujer y su inclusión en la toma de decisiones en la gestión de sus familias en ausencia de los hombres no es una garantía que les permita esta función a la vuelta de los mismos. Hay un flujo y reflujo en sus funciones. El hombre, cuando regresa con el dinero, vuelve a imponerse otra vez como el dueño y señor de la familia y olvida la buena gestión de la esposa durante su ausencia. Las mujeres llevaban la carga en los momentos difíciles, en lugar de buscar la creación de riqueza o el fortalecimiento de sus conocimientos profesionales. En la sociedad se ve al padre como un luchador sacrificado por su familia y se olvida de los sacrificios personales de la madre. Estos hombres de mentalidad machista solo piensan en el dinero y se olvidan de la educación de los niños. Por el contrario, creemos que la emigración actual de la mujer por motivos económicos repercute favorablemente en la familia y no a expensas de los hombres, al tiempo que ella es la primera beneficiaria a nivel profesional y financiero (Estudio de estadísticas presentado en el Congreso de Harvard en noviembre de 2009 preparado por la Organización Kauthar en Túnez, tratando los temas “género” y “economía”. Este estudio ya fue realizado anteriormente por dos investigadoras del Consejo de Población de El Cairo. Asmaa Elbadawy & Rania Roushdy, Population Council, MENA regional office, Cairo).

Para las mujeres cabezas de familia en Siria, por ejemplo, la situación económica ha comenzado a imponer relaciones sociales diferentes, aumentando significativamente la preparación de las mujeres amas de casa, a pesar de la ausencia de leyes o normas sociales que garanticen los derechos de las familias monoparentales y sus hijos. En Líbano, vemos el sufrimiento de las mujeres analfabetas y sin educación, y las mujeres solteras cabezas de familia, siendo evidente la magnitud del abuso y la injusticia contra las madres solteras, tanto en términos de desarrollo económico, como social y psicológico. En Arabia Saudí, el concepto de tribu predispone a un nivel de integración social de hombres y mujeres, especialmente en cuanto a la participación femenina en la agricultura, el comercio y el pastoreo. En Yemen, la libertad de las mujeres es limitada y el trabajo de la mujer rural es invisible y no está regulado. Además, cuando los hombres trabajan fuera de casa, los familiares toman decisiones sin consultar a la esposa que trabaja en casa, en todos los actos de la agricultura y la ganadería.

En general, las expectativas de las mujeres árabes son forzadas a perecer. Pero al mismo tiempo, debemos aclarar que en el plano político, la actividad de las mujeres, a pesar de la desigualdad y la falta de acción política directa, es creativa y dinámica y contribuye al desarrollo de la comunidad y a mejorar su situación. A nivel económico, la migración de las mujeres ha demostrado que son profesionales de éxito y sin perjuicio de los derechos de los hombres.

Aspectos legislativos

Cabe señalar la bipolaridad del sistema estructural de gobierno, con una constitución justa, pero con prácticas discriminatorias del derecho de los ciudadanos en el terreno político, cultural, económico y social. Las mujeres están sujetas a las leyes que rigen los derechos y obligaciones en sus respectivos países, por un lado, pero por otro, se deja a la legislación religiosa cuestiones cruciales tales como el matrimonio, el divorcio, la custodia de los hijos y la herencia, donde pesa la influencia de los religiosos conservadores que no aceptan la evolución de la situación de las mujeres, el hecho de que obtengan títulos de postgrado, ejerzan profesiones especializadas, mantengan económicamente a sus familias, etc. La legislación no acaba de adaptarse a las variables sociales que van surgiendo en estas mismas comunidades y muestra la contradicción entre los dos tipos de legislación: la civil, que regula la vida pública, y la religiosa, que regula la vida privada. Esta paradoja viene a situar a la mujer entre la legislación religiosa, que la ata en muchos sentidos y la apertura de las puertas de la enseñanza y el mundo laboral en el extranjero, así como la posibilidad de abrir empresas para dirigirlas, crear sindicatos para asuntos laborales y sociales, asuntos comerciales… Al mismo tiempo, hemos ido presenciando la apertura a un ritmo vertiginoso de escuelas especializadas, universidades… debido al aumento de alumnado femenino, ello añadido al éxito académico y universitario del sector femenino (Adnan Al-Amin y Rafiqah Hammoud, Informe Árabe del Conocimiento para 2009).

Evidentemente, la educación desempeña un papel clave en la formación del capital humano necesario para avanzar hacia una sociedad del conocimiento. Según informes del Banco Mundial, los países árabes han ido haciendo progresos notables en los indicadores generales durante el último cuarto de siglo, como la difusión del conocimiento entre los ciudadanos, la reducción del analfabetismo y el aumento de personas con título universitario. La tasa global de alfabetización en los Estados árabes en los adultos en 2005 llegó al 82% en varones y el 62% en mujeres. En 2006, el porcentaje de primera matrícula en la enseñanza secundaria en todas las etapas y formas fue del 70% de varones y el 65% de mujeres. En 2005, en educación superior, había un 18% de varones y un 29% de mujeres. El informe del Banco Mundial pone de manifiesto diferencias entre los países árabes en cuanto a los diferentes niveles de acceso a la educación, así como la igualdad entre los dos sexos. Como resultado del aumento de la alfabetización femenina y la obtención de títulos superiores, tenemos el acceso al mundo laboral en distintas instituciones y un cambio drástico en el panorama de negocios con su entrada en el mismo.

Si bien las mujeres tienen títulos superiores, sin embargo, no son valoradas por ello sino por sus condición de mujer con los prejuicios que ello significa. El acceso al mundo laboral de estas mujeres en marcos rígidos es difícil de eliminar sin la existencia de instituciones que tengan en cuenta los derechos de género. Aunque las mujeres dominan en algunos sectores económicos como la educación y la sanidad, no llegan a las posiciones más altas, ni reciben una remuneración igual a la de los hombres. Líbano es más abierto que otros países árabes en oportunidades de empleo para las mujeres, especialmente después de la guerra (1990), ya que éstas se vieron obligadas a contribuir al desarrollo económico del país. Muchas de las casas no podían sobrevivir sin el trabajo de los dos cónyuges, lo que llevó a la entrada de las mujeres en nuevos sectores. La emigración de los hombres hacia el extranjero ha forzado a las mujeres a acudir a trabajos no tradicionales y ha aumentado el papel de las mujeres como socios de pleno derecho en la economía, aunque la toma de decisiones en las instituciones sigue siendo del dominio exclusivo de los hombres (Women in Management Review Vol. 20 No. 8, 2005, “Constraints facing working in Lebanon: an insider view”, Dima Jamali, Yusuf Sidani, Assem Safieddine, American University of Beirut, Emerald Group Publishing Limited). Se podría argumentar que la guerra, al mismo tiempo que ha producido importantes recortes en el valor de la ciencia, ha originado la pérdida de valor del trabajo en pro de la rápida obtención de dinero, aumentando el consumo y la generación de residuos. El periodo de posguerra hasta la actualidad se caracteriza por un conjunto de contradicciones. La globalización económica y tecnológica, el crecimiento de las empresas y la necesidad de capital humano cualificado, compiten con la intolerancia sectaria y religiosa y la legislación contra la discriminación de género (“La globalización y los tipos de sociedad: La integración económica de la mujer árabe”, Organización Kauthar, Túnez 2001).

Líbano es más abierto que otros países árabes en oportunidades de empleo para las mujeres, especialmente después de la guerra (1990), ya que éstas se vieron obligadas a contribuir al desarrollo económico del país

Cuando me topé con esta contradicción quise estudiar “la experiencia de éxito profesional y financiero de las jóvenes libaneses”, a través de extensas entrevistas con un grupo de mujeres con carreras de éxito laboral. Me acerqué a conocer su situación y sus áreas de especialización y hallé una plena y absoluta dejadez, a diferencia de la anterior generación de mujeres, a la hora de construir su futuro en medio de la persecución administrativa y profesional de su éxito. Comparé los resultados de estas entrevistas con la generación anterior de mujeres, comprobando que en la actualidad éstas se centran más en el dinero y en sí mismas (Noha Bayoumi: “Experiencia del Éxito Profesional y Económico de las Jóvenes Libanesas”, Báhithat 13 –Investigadoras 13–, Beirut 2008-2009). Cabe señalar que en el segundo milenio se inició la emigración de las mujeres jóvenes y el aumento de la demanda de trabajo de la mujer en un mundo generalmente inestable. Los cambios se produjeron en forma de experiencias de vida y no en la forma de legislación, leyes y planes de desarrollo en favor del trabajo de la mujer. De hecho, las crisis económicas y de seguridad y la predisposición de las familias a la educación y el empleo han conducido a su participación en la actividad económica sin protestar, pero con suavidad y poco a poco, en contraste con la esfera política donde se pone resistencia a su participación en ella.

Una presentadora del noticiario de la cadena de televisión Al-Manar

Una presentadora del noticiario de la cadena de televisión Al-Manar antes de iniciar la emisión. Beirut, L › íbano, 26 de febrero de 2004. / Norbert Schiller /EFE

Parece que las empresas públicas y privadas en Líbano y los países del Golfo Pérsico han abierto las puertas al sector femenino, facilitándose su acceso laboral e incluso animándolo a crear sus propias empresas. Pero las instituciones en que trabajan no tienen unas normas discriminatorias contra la mujer. Rara vez se tiende a discriminar su derecho a la educación, el trabajo o en la familia –con la distinción basada en la ley de estatuto personal– y muchas madres y amas de casa se han volcado por conseguir que sus hijas no sean como ellas y puedan gozar de oportunidades laborales mejores. Profesionalmente hablando, las nuevas generaciones de mujeres trabajan ya en puestos que tradicionalmente habían sido ocupados por los hombres. Cualquier sociedad debe eliminar los límites impuestos a las mujeres jóvenes y no dejar que los hombres estén en contra de sus derechos a trabajar y ganar dinero. En el caso de Líbano, nos parece que el hecho de que las mujeres elijan el autoempleo y la creación de sus propias empresas, está detrás de una serie de razones, como la discriminación de género en las instituciones públicas y privadas –con la ausencia de legislación que regule la justicia– y la concentración de hombres en altos puestos.

Las mujeres jóvenes han sabido acercar dos mundos, en el que el contacto con sus familias va unido a una rica experiencia de la relación y el compromiso con los demás. Me voy a detener en algunas diferencias en Arabia Saudí, donde hay bastantes progresos por parte de la mujer, y comienzan a brillar con luz propia las empresarias, destacando en diversos campos, y todo ello a pesar de que las normas en el país son discriminatorias y de las numerosas presiones a las que se encuentran sometidas, ya sea por parte de los hombres, los ministerios competentes o las costumbres heredadas. Este avance laboral de la mujer es debido a los padres que alientan a sus hijas a la educación en el país y en el extranjero, animándolas además a la creación de empresas comerciales e industriales. Esta es la prueba de que las restricciones no cubren todos los entornos sociales en el reino saudí. Los ministerios pertinentes están trabajando duro hoy para cambiar las leyes y modificar los reglamentos para adaptarse a la entrada de las mujeres. Esta cuestión se ha convertido en una necesidad urgente en Arabia Saudí, debido tanto a razones de desarrollo, como por la presión internacional.

De los estudios llevados a cabo se concluye que en el caso de Líbano, las mujeres se inclinan por la ciencia y la eficiencia, la fortaleza personal y el dinero, y raramente dependen económicamente de la familia para la creación de sus negocios, mientras que en Arabia Saudí, donde la proporción de riqueza es más grande que en Líbano, las mujeres deben recurrir a los padres para despegar en los negocios y combatir la dura legislación que rige su trabajo.

Así, es posible observar el rápido desarrollo del fenómeno de las mujeres empresarias en la mayoría de los países árabes, incluso los que viven bajo la ocupación, como Palestina e Iraq. Esto muestra, en general, que la entrada de la mujer árabe en el mundo de las pequeñas y medianas empresas ha venido acompañada y ayudada por los cambios de mentalidad en la sociedad actual, a pesar de las dificultades que presentan las legislaciones y normas. Lo que si está claro es que no debemos dejar que se vuelva a tiempos pasados recientes en los que la mentalidad machista era un escollo tan grande en el camino hacia el desarrollo de la mujer en el mundo árabe.

Resumen

En este artículo he querido exponer los efectos devastadores que han supuesto para la liberación de la mujer la existencia, durante siglos, tanto de legislaciones constituidas en base a una mentalidad machista como de gobiernos apoyando siempre a los hombres, aunque esto no quiere decir que la liberación de las mujeres haya tenido estos obstáculos solamente. Está claro que hay otros factores (estructura familiar, cultura, historia) que no he entrado a debatir en este artículo. He querido hacer hincapié en el coraje, valentía y atrevimiento de la mujer con el objetivo de conseguir los derechos anhelados. El oportunismo del gobierno a la hora de cooperar con la autoridad religiosa a fin de mantener su autoridad y dominio, y la negativa a actualizar las leyes de estatus personal, fue compensado por la fe de la mujer y su dura búsqueda por conseguir sus derechos. Esto demuestra al gobierno la fe de la mujer en las libertades públicas y privadas, y la pereza del sistema que se compensa con la pasión de las mujeres que ha transgredido reiteradamente esta pereza con gestos que reflejan la profunda creencia en el poder de los individuos y grupos para contribuir a la construcción de la realidad social. Las mujeres siguen creyendo en sí mismas y en su país y están marcando una diferencias con respecto al pasado, porque confían en poder cambiar el mundo, o al menos, su país.

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