Alaa Al Aswany. Entrevista con el novelista egipcio

Escritor y periodista egipcio (El Cairo, 1957). Al Aswany compagina la escritura con la profesión de odontólogo. Es autor, entre otras, de la novela El Edificio Yacobián, traducida a 19 idiomas y de la que se han vendido más de 150.000 ejemplares. La obra ha sido recientemente adaptada al cine y censurada en varios países árabes. Su última novela, Chicago, publicada en enero de 2007, transcurre en la ciudad en la que el autor cursó parte de sus estudios. Colaborador en varios medios de comunicación, entre ellos, el diario egipcio Al Arabi.

En su famosa novela “El Edificio Yacobián” presenta a la sociedad egipcia como una sociedad dominada por la corrupción y la injusticia. ¿Hasta qué punto se corresponde esta visión con la realidad y cómo se comporta la gente y sobre todo los jóvenes en una sociedad semejante?

Es un asunto importante. No es correcto leer una obra y deducir una idea sobre la sociedad donde se desarrolla la novela, es totalmente incorrecto, porque la realidad social depende de la sociología, que es una ciencia que tiene sus propios instrumentos y vías de investigación. Sin embargo, el novelista es un artista que reacciona con los personajes, los cuales pueden representar una realidad humana más que una realidad social. Hay una injusticia real que sufren las nuevas generaciones de jóvenes. El papel de los literatos y escritores consiste en rechazar y poner fin a la obvia injusticia que todos sentimos.

“Yo creo en el nacionalismo árabe (…) La unidad de la lengua y la historia hacen de la idea de la cultura árabe una realidad obvia

Su novela tuvo buena acogida por parte de los lectores en los países árabes. ¿Cree que esto se debe a la similitud de la situación entre Egipto y estos países? ¿Cómo podría justificar este fenómeno?

El escritor tiene que escribir y el papel de los críticos y lectores es evaluar lo que se escribe. Mi novela tuvo éxito en Occidente al igual que en el mundo árabe. Por lo que considero que esta sugerencia no es correcta.

¿Cree que los jóvenes árabes comparten un interés común por algo o tienen algún vínculo que los une?

Yo creo en el nacionalismo árabe, que no podemos ignorar. Las fronteras determinadas para el mundo árabe son las impuestas por el Acuerdo Sykes-Picot, debido a unos objetivos que favorecían los intereses coloniales. Por otra parte, la unidad de la lengua y la historia hacen de la idea de la cultura árabe una realidad obvia.

Los personajes de su novela parecen estar o bien alejados de la religión o ser radicales religiosos. ¿Cree que estas son las únicas dos opciones para los jóvenes? ¿No existe ningún término medio? ¿La falta de esperanza domina realmente el destino de estos jóvenes tal y como lo presenta en su novela?

Hay una diferencia entre la opción literaria y la científica. En la literatura, eliges los factores que te atraen, incluso aquellos que se contradicen con la realidad. El buen hombre, el marido amoroso, el buen padre, el empleado disciplinado… etc., todo eso no estimula mi imaginación. El escritor busca a los personajes que, a nivel social, han sufrido injusticias, que tienen su propia lógica y que difieren de lo cotidiano y familiar. En mi opinión, existe el término medio “moderado”. Por otro lado, hay que poner fin a la situación de la sociedad egipcia actual. Hoy día, cuidamos más las apariencias religiosas aunque somos menos religiosos, al contrario que en el pasado, cuando éramos más píos y más profundos en la comprensión del fondo de la religión, sin interesarnos mucho por ostentosos aspectos formales. La religión tiene que darnos un impulso hacia la adopción de valores humanos como la nobleza, la justicia y la integridad. Hay personas que solo adoptan de la religión las apariencias y los aspectos formales. Creo que la propagación de dicho fenómeno se debe al autoritarismo político. A nivel personal, soy de carácter optimista y distingo entre mis personajes y mis propios puntos de vista, puesto que los personajes deciden su propia existencia en la novela. Creo que Egipto, actualmente, se acerca a un gran cambio positivo.

Estudió odontología en Estados Unidos y tras residir allí durante una temporada, decidió volver a su país. Por el contrario, muchos jóvenes árabes cuando van a estudiar al extranjero deciden quedarse allí y no piensan retornar a sus países de origen, quizás para cumplir sus aspiraciones científicas o para tener un mejor nivel de vida. ¿En su opinión, cree que los gobiernos y los sistemas árabes salen perdiendo debido a que dichos jóvenes no regresan a sus países, lo que no favorece a su sociedad? ¿Por qué no permaneció en Estados Unidos, siendo un país idóneo para desarrollar su ambición científica y literaria?

Recuerdo que cuando fui a la Universidad Americana a principios de los años ochenta para hacer el examen de lengua TOEFL, vi más de 800 licenciados de medicina e ingeniería, además de otros que pertenecían a facultades prestigiosas que hacían estos exámenes como último paso antes de viajar fuera de Egipto. Me entristecí mucho porque estas mentes emigrantes dejaran su país debido al autoritarismo que conduce a la corrupción y a la injusticia. Lo que estos jóvenes buscan es mucho más profundo que una vida fácil. Lo que buscan es un trato humano y sus derechos como ciudadanos. La justicia y los derechos humanos no existen ni se practican en Egipto ni en el mundo árabe. El motivo de mi retorno es porque no me imaginaba, como escritor, viviendo fuera del país sobre el cual escribo y aprendo, a no ser que se me obligue. Por consiguiente, la decisión de volver a mi país ha estado relacionada, básicamente, con la literatura. Si no escribiese literatura, me habría quedado allí, pero considero necesario estar aquí. Creo que el escritor necesita vivir entre la gente y por eso estoy en el lugar adecuado.

El escritor egipcio Alaa Al Aswany en la librería de Barcelona donde presentó su obra “El Edificio Yacobián”

El escritor egipcio Alaa Al Aswany en la librería de Barcelona donde presentó su obra “El Edificio Yacobián”, la novela más vendida y traducida en el mundo árabe en los últimos cuatro años. Barcelona, 12 de abril de 2007. / Guido Manuilo

“Los licenciados árabes dejan su país debido al autoritarismo que conduce a la corrupción y a la injusticia. La justicia y los derechos humanos no existen ni se practican en Egipto ni en el mundo árabe”

Ha mencionado en algún lugar la cuestión de la importación del integrismo religioso desde la sociedad saudí a Egipto, especialmente en los aspectos formales, a través de los jóvenes egipcios que vuelven a su país tras unos años de trabajo allí. ¿Por qué considera que los jóvenes se sienten atraídos por estos aspectos formales de la religión islámica? ¿Cuál es su opinión al respecto?

Solíamos tener una forma de comprender la religión islámica paralela al de la civilización egipcia antigua, en la que la religión no suponía ninguna carga para nosotros y esto nos permitió ser pioneros en muchos campos de la vida. En Egipto tuvimos el primer Parlamento, la primera Constitución, la primera mujer conductora de un coche, el primer cine, que proyectó una película en Alejandría en noviembre de 1896, menos de un año después de la proyección de la primera película en París en diciembre de 1895, además de otros logros conseguidos, a la vez que practicábamos nuestro islam. A finales de los setenta, se produjo una notable influencia wahabí salafista, parte de un plan para conseguir el control sobre todos los asuntos. Los satélites árabes contribuyeron enormemente a ello. El Reino de Arabia Saudí consagra mucho dinero a la difusión de la filosofía wahabí salafista a nivel internacional. Y esto nos influye notablemente, porque esta filosofía va contra la mujer y las libertades, lo que representa un gran problema del que tenemos que ser conscientes.

Volvamos a la creación literaria. Desde su perspectiva artística y el éxito que ha obtenido entre los lectores, ¿cuáles cree que son los principales obstáculos con los que pueden encontrarse los jóvenes creadores a la hora de publicar sus trabajos? ¿Cómo pueden desarrollar su talento, hacer que sus obras lleguen a ser impresas y conseguir un gran público entre lectores e interesados?

Seguí y apliqué el consejo de mi padre, el escritor Abbas Al Aswany, al considerarlo certero, quien me dijo: “si quieres conseguir algo en la literatura tiene que ser una prioridad en tu vida. Si algún día sientes que ya no tienes este mismo concepto, déjala en seguida”. Yo creo en este dicho, igual que creo en lo que dijo el literato universal Naguib Mahfuz: “no habría realizado lo que conseguí si no me hubiera acostumbrado desde el principio a pensar que la escritura era un mensaje y un consuelo”. Los principales obstáculos que afronta la creación son todas las secuelas y enfermedades producidas por el autoritarismo político y la corrupción. Además, los jóvenes escritores no obtienen lo que merecen de los organismos culturales oficiales, lo que constituye una gran injusticia. Por ello, el escritor tiene que luchar en pro de su creatividad y sus principios.

“Seguí el consejo de mi padre, el escritor Abbas Al Aswany, quien me dijo: si quieres conseguir algo en la literatura tiene que ser una prioridad en tu vida. Si algún día sientes que ya no tienes este mismo concepto, déjala en seguida”

¿Cree que internet y los nuevos medios tecnológicos constituyen alternativas más accesibles para que creadores y escritores publiquen libremente sus obras, sin control editorial? ¿Este tipo de publicación y difusión supone algún peligro?

Naturalmente estos medios han cambiado la forma de vida social en el mundo entero. En Egipto se creó una verdadera opinión pública en internet, que el estado policial no pudo controlar, puesto que se gestó una red de contactos y una opinión pública lejos de la custodia de los organismos estatales. Aparecieron puntos de vista destacados y una red independiente de noticias que condujeron al éxito de la huelga del pasado 6 de abril, que fue organizada por un grupo de jóvenes de 20 años a través de Facebook. No creo que tengamos que aprender a respetar la voluntad del hombre adulto a ciegas, porque eso es parte del concepto de autoritarismo y de tratar al ciudadano como un niño que no sabe cuáles son sus propios intereses. Estoy en contra de cualquier tipo de censura.

En sus obras trata “tabúes” con absoluta libertad y sin ninguna restricción, ¿supone esto una señal de que se está produciendo un cambio de postura por parte de los países árabes hacia estos temas y que se está aprovechando la experiencia de la sociedad occidental al respecto? ¿Se podría decir que la sociedad egipcia actual es más abierta y liberal? ¿Cómo se caracterizan las obras literarias actuales en Egipto y otros países árabes? ¿Son difundidas sus obras en los países árabes estrictos en estos temas, como Arabia Saudí, por ejemplo?

El escritor construye una vida real sobre el papel, sin excluir ningún aspecto de la vida. En occidente, el escritor a lo largo de la historia ha chocado contra la hipocresía social, como pasó con el escritor francés Gustave Flaubert en su obra “Madame Bovary”, choque que llevó al escritor a los tribunales. Eso representa todo lo contrario a lo que ocurre en nuestra sociedad oriental, donde tenemos una profunda comprensión hacia esa apertura humana en la literatura. Y tenemos un ejemplo claro en los textos escritos hace 1.000 años o más como los de El Yahiz en su libro “Jactancia entre los dueños de muchachos y los de las esclavas”. La lógica humana nos revela las realidades humanas. Como árabes somos conscientes de las mismas y no necesitamos los textos occidentales para enseñarnos la vastedad y la extensión a la hora de tratar los tabúes, puesto que están presentes en la literatura árabe antigua y en nuestro legado.

“Mi trabajo como médico me permite estar en contacto constantemente con la gente y considero que mi clínica es una ventana abierta a través de la cual observo el movimiento de la sociedad egipcia”

Ha trabajado con editoriales árabes y occidentales, ¿existen grandes contrastes entre las mismas? ¿Cómo evalúa su experiencia con ambas? ¿Existen realmente grandes diferencias en los derechos de autor entre los mercados árabes y occidentales?

Al editor árabe no se le puede aplicar la palabra editor en un sentido científico, ya que se acerca más a un vendedor de libros. En cambio, el editor occidental tiene una estrategia y un plan de distribución. Sin embargo, existen algunas excepciones entre las editoriales árabes que tienen también planes, programas y estrategias como Dar al-Shuruk, que está a la altura y goza del mismo porcentaje de lectores que las editoriales más importantes. Trabajo con 21 editoriales a nivel internacional y veo que Dar al-Shuruk tiene el mismo nivel que todas ellas.

Usted ha participado en varias ferias del libro a nivel árabe y occidental, ¿cómo describiría esta experiencia teniendo en cuenta las diferencias que existen entre las culturas árabe y occidental? ¿Cómo evalúa el panorama cultural en Egipto? ¿Por qué está excluido de los premios en Egipto a pesar de haber cosechado premios en el extranjero? ¿Le ha tratado la crítica con la misma benevolencia que los lectores?

Las críticas fueron favorables y hay críticos que me apoyaron desde el principio y con la primera novela que escribí, entre ellos: Alaa Al Dib, Yalal Amin y Yamal Al Gaytani. En mi opinión, cuando un gobierno autoritario organiza una feria del libro, esta tiende a padecer todas las enfermedades del gobierno. El lector es un lector en todas partes, no hay diferencia entre un lector oriental y otro occidental, no existen entre ellos diferencias fundamentales. En los encuentros que se organizan en las ferias occidentales me interesa hablar de la cultura árabe, del islam y del patrimonio oriental. No ahorro ningún esfuerzo para asumir esta responsabilidad.

“Egipto está a punto de vivir un gran cambio real y cualquier cambio que ocurra se trasladará a todos los países árabes”

Tras su sonado éxito, la publicación de su obra y la venta de muchas ediciones de la misma en un tiempo récord, con lo que ello supone en términos de ingresos económicos, ¿no piensa seguir el modelo del escritor occidental y dedicarse exclusivamente a la escritura, dejando atrás su profesión como odontólogo y sus problemas?

No considero correcta esta decisión. Hace 5 ó 6 años tenía que trabajar como cualquier otro médico con el fin de mantener a mi familia y asumir mis propios gastos. Ahora con la difusión de mis obras, me puedo permitir abandonar la medicina y dedicarme a la escritura. Sin embargo, no lo pienso hacer por un motivo fundamental para mí, a nivel humano y creativo, y eso es más importante que el nivel económico. Mi trabajo como médico me permite estar en contacto constantemente con la gente y considero que mi clínica es una ventana abierta a través de la cual observo el movimiento de la sociedad egipcia.

Tras haber observado y analizado numerosos ejemplos humanos, la mayoría en crisis o en estado de choque contra su sociedad, ¿existe alguna esperanza en el horizonte? ¿Tiene algún mensaje que dirigir a los jóvenes de Egipto y los demás países árabes?

Como mencioné antes, soy optimista. Egipto siempre ha vivido cambios y hay muchos ejemplos de revoluciones y grandes acontecimientos que amenazaron la estabilidad y estallaron contra el autoritarismo. En nuestra historia moderna, hay etapas positivas, como los años 1919, 1946, 1952, 1972 y 1977. La personalidad egipcia es compleja y profunda. A pesar de su aparente sencillez, nunca es superficial. Tiene fondo y cuenta con una larga historia. Por consiguiente, prever lo que harán los egipcios es de lo más difícil. Egipto está a punto de vivir un gran cambio real y cualquier cambio que ocurra se trasladará a todos los países árabes.
Traducido por Mary Ghaith Mohareb

Un comentario en “Alaa Al Aswany. Entrevista con el novelista egipcio

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